lunes, 28 de noviembre de 2011


Me rendí ante todo lo que provocas en mí, me rendí a tus encantos. Cedí ante todo el esfuerzo que me costó aprender a controlar mi fluir. No me permites más que ser y no siento que tengo que preocuparme por desencantarte porque fue exactamente mi yo el que llamó tu atención, porque tuviste el privilegio desde un principio de conocerme sin caretas, porque no tuve que aparentar nada. Porque no hay más espacio entre tú y yo que no sea mi sinceridad. Eres precisamente lo que necesitaba y no tuve que buscar. Eres todo lo que imaginaba y nunca soñé encontrar. Eres todo por cuanto estoy dispuesta a hacer por amor a nuestra felicidad. Por verte sonreír vendo hasta el alma que tanto tiempo esperé volver a sentir en mí.