Estoy tranquila porque fui agradecida del amor que recibí mientras lo recibí y lo retribuí. Estoy tranquila porque como siempre di lo mejor de mi, desde el alma y con cada trozo de mi corazón desinteresadamente. Estoy tranquila porque aunque se que cometí errores, pedí disculpas de corazón por ellos y así fueron siendo cada vez menos frecuentes. Estoy tranquila porque me entregué a sentir, para bien o para mal, y de no haberlo echo, mi pesar ahora sería aun mayor. Estoy tranquila porque me mantuve firme ante todo aquello que quiso derribarme e impedir mi felicidad, aunque a veces solo fuera momentánea Estoy tranquila porque se que hice lo correcto, tal vez no de la mejor manera producto de la rabia y la impotencia de la que siempre soy ciega y descontroladamente victima, pero sigo aquí, poniéndole el pecho a las balas.
Estoy tranquila, aunque duele y duele más de lo que debería. Estoy tranquila aun cuando hay momentos en los que no logro contener mis lágrimas.