lunes, 24 de septiembre de 2012

El lenguaje del amor está en los ojos.~

Nadie entiende la dureza y sensibilidad de un alma hasta que escucha la historia que hay tras aquel cuerpo. Juzgamos por las apariencias la mayoría del tiempo para mal, pero hay un porcentaje probablemente más pequeño que lo hace para bien. El que sonría no necesariamente significa que todo conmigo esté bien o sea completamente feliz. 

Los dolores son del alma, no se ven, ni son posibles de descubrir viendo las expresiones faciales de alguien, en una básica comparación en relación a si su sonrisa es más grande o pequeña desde la última vez que lo viste. Y aunque la célebre frase dice que el cuerpo es el reflejo del alma, lo que es tan real como que existimos, son los ojos el único lugar del universo en el que se puede leer una historia, una memoria, un mensaje que no está siendo dicho con palabras. Si conoces verdaderamente esos ojos, sabrás cuales son los males que atormentan aquella vida, sus fantasmas, incluso sus grandes heridas.


Darse el tiempo de conocer a alguien, a un amor, a un amigo, es tener la valentía de aprovechar la oportunidad maravillosa de conocerse un poco más a uno mismo. Si ahí, en azules, amielados o verdes rincones de cristalinidad no encuentras las respuestas necesarias que te satisfagan, entonces pregunta y si aun así no las hay entonces insiste, un poco de presión siempre ayuda. Darse por vencido jamás, agachar la cabeza nunca es una opción. Da siempre lo mejor de ti y verás que solo recibes alegrías, se cosecha lo que se siembra.