Han sido tiempos difíciles, meses tristes más que nada, de esos en que no sabes realmente que es lo que te levanta de la cama. Me declaro sobreviviente: de la batalla diaria de extrañar, necesitar, querer y amar desde lejos, cruzando miradas entre la gente. Deseando ser testigo de los momentos de arrepentimiento, soledad y aburrimiento. Llenando vacíos con canciones dedicadas, palabras dichas y memorias y memorias de recuerdos de un año de vida que sólo puede ser simplificado en una palabra: DEMASIADO.
Hay toda clase de días; las noches son la peor parte: Unos en los que el cansancio de la sobrevivencia te dejan en la cama sin saber de ti hasta el día siguiente, otros en los que el uso constante del pensamiento en un fuero interno sin intervalos de ninguna clase te hacen despertar sin conciencia de que acabó el anterior al punto de no recordar que fue realmente de el, y otros en los que la luz de una vela que abriga la esencia de la vainilla que se dispersa entre las paredes y despierta toda clase de recuerdos, resulta la única manera de hacer las paces con el sueño, pagando el precio de las lágrimas como la mejor compañía, porque, como sea que termine el día, donde sea que tu mente y corazón hayan divagado, estas solo, rodeado de un mundo de gente que te quiere y disfruta de tenerte cerca, pero sólo, cuando lo único que deseas son aquellas caricias en el pelo, aquellas suaves manos rozando tu espalda y aquel beso en la frente antes de dormir aferrada a otra piel, que luego entre sueños y dormido vuelve a abrazarte, a acurrucarse y besarte.
Entre nosotros siempre sabremos que no faltó, sobró amor. De dónde viniera, de quien viniera. Entre nosotros sabremos de que fuimos capaces de todo y entre nosotros siempre sabremos que amé cada minuto del arte de conocerle, porque si lo hice, lo conocí. Me mostró sus debilidades y sus virtudes, sus pasiones y todo cuanto detesta.
Aunque no pueda reconocerlo, y me pase la vida esperando, que si lo haré si realmente fue eso lo que me pidió, entre nosotros siempre sabremos que nadie antes lo ha querido tanto como yo y que yo, así como el, lo sigo queriendo tanto como antes.