lunes, 6 de agosto de 2012

Sentir la falta y echarte de menos.~

Vivir para sentir, sentir para amar. Amar para ser feliz; para disfrutar, para conocerte a ti mismo y para conocer el mundo, para compartir: una copa de vino al fuego en la terraza, los futuros planes juntos, los sueños, las metas, los deseos. A los amigos, a las familias, los perros. La cama, el baño e incluso el closet. 

Esa es la maravilla de estar juntos, de ser pareja, compañeros de vida, amigos del alma. Que estés y sentirte mío, que cuando estas aquí tu cabeza también lo esta junto con el corazón, que disfrutas de mis cariños, de saber que nadie te quiere y te ha querido como yo. Esta es la parte que me hace sentir completa, intacta y adoro sentirme así, pero luego reaccionas y recuerdas el reloj. Esta ahí como un fantasma; el tiempo. Y te acercas más, y los besos son más frecuentes y las miradas más intensas y la garganta más apretada, hasta que dices: "Amor, me tengo que ir". 

El momento más amargo del día, porque nunca sabes si lo vas a volver a ver, si te volverá a besar y acariciar. Sientes el vacío, te sobra espacio, los olores están en toda la casa, las anécdotas en cada rincón y las risas en la pieza que ahora tiene un lado de la cama sin ocupar. Duermo en tu lado para estar más cerca, para no estar sola y aunque te llevo en cada segundo en mi corazón, es el deseo de oír tu respiración tranquila entre mi oído y mi cuello, del sentimiento lindo que nace de ti de acurrucarme contigo y acercarte a mi mientras dormitas. El escalofrío que provocas con un beso antes de que me duerma profundamente y más aun de abrir los ojos por vez primera en el día y verte sonreír, a mi lado.

Así completo tus espacios, recordando todo lo que fue y lo que será y aunque las lagrimas   son la única compañía que me queda luego de tu partida, lo único que me tranquiliza y consuela es "Te amo amor mío, hasta mañana".